José Alberto Vergara Vázquez
Resumen.
La cultura del voluntariado es ingrediente fundamental en la formación de docentes a cargo de impartir clases a futuros paramédicos, rescatistas y asistentes sociales. La presencia de este componente, a pesar de su importancia y relevancia en la labor desempeñada por mencionados agentes sociales, no siempre se ve abordada, o se podría abordar de mejor manera, elaborando talleres, conferencias y ofreciendo bibliografía al respecto a mencionados docentes, hilvanando además temas como la ética y la moral. Al lograr esta meta, se obtendrían mejores resultados en todas las áreas de ayuda humanitaria.
Palabras clave: Voluntariado, voluntario, ética, capacitación, formación, cultura del voluntariado, rescate, emergencias.
Abstract.
The culture of volunteering is a fundamental ingredient in the training of teachers in charge of teaching future paramedics, rescuers and social workers. The presence of this component, despite its importance and relevance in the work carried out by the mentioned social agents, is not always addressed, or it could be better addressed, elaborating workshops, conferences and offering bibliography to the mentioned teachers, In addition subjects such as ethics and morals. Achieving this goal would yield better results in all areas of humanitarian aid.
Key words: Voluntieer, volunteering, ethics, Training school, skills training, Volunteer culture, rescue, emergencies.
Hacer el bien no es cuestión de súper héroes, los verdaderos héroes no vuelan por los cielos o corren más rápido que la velocidad de la luz. No usan trajes con colores vistosos o los calzones fuera de los pantalones. Más bien están ocultos entre nosotros (dentro de nosotros), cada vez que hacemos el bien por los demás estamos demostrando a la humanidad la existencia de héroes en el mundo que habitamos. No es necesario tener superfuerza para levantar un automóvil que pone en riesgo la vida de un individuo, o surcar los cielos con el impulso de una capa para hacer el bien a quién lo necesite, es más que suficiente y tanto glorioso hacer algo que mejore la calidad de vida de un ser vulnerable, devolverle la esperanza y la confianza en la humanidad o enseñarle a alguien como ayudar a los demás.
Más, es verdad que cuando alguien tiene el interés de dedicar su tiempo más que de forma ocasional a hacer el bien por los demás para convertirse en voluntario, debe comprender muchos aspectos que la circunstancias de esta acción demandan, como conocer los principios de la ética y el valor que le da a la humanidad entera el hecho de que una persona ayude a quien lo necesita.
En la actualidad, existen muchas organizaciones de ayuda sin fines de lucro, en las que se requiere cierta capacitación para poder pertenecer a ella y así, llevar a cabo las misiones que a esta competan. Formación que en muchas ocasiones resulta dura y larga por su grado de complejidad. Cuando esta educación se enfoca únicamente en las habilidades del profesional voluntario, muchas veces se pierde la instrucción de explicar al interesado la relevancia y la importancia de conocer los aspectos éticos y el verdadero significado de lo que ser voluntario implica.
Es posible el desarrollo del instructor voluntario por medio de un fomento a la cultura del voluntariado
Si bien existen cursos que apoyan al desarrollo del instructor, no existen a la fecha programas que atiendan de forma integral todas las necesidades y retos que engloban al profesional a cargo de impartir clases como un instrumento de la didáctica especial en su calidad de voluntario.
A pesar de la calidad que ha demostrado a lo largo de los años la escuela de capacitación de Técnicos en urgencias médicas y rescatistas, existen áreas que se pueden aprovechar mejor, desarrollar y evolucionar en beneficio del estudiante.
Cierto es que el gran engrane que mueve a la institución a nivel internacional es su principio de voluntariado que la hace ser una institución de carácter desinteresado, pero muy poco se habla acerca de la cultura del voluntario, de los retos implicados en la administración de este valioso recurso humano desinteresado, del bienestar laboral que se le puede y debe ofrecer a un docente sin ánimo de lucro al desempeñar sus labores de compartición de conocimiento.
Además de ser necesaria una constante renovación de las estrategias para atender las necesidades del instructor voluntario, resulta una labor, que con algunos ajustes estructurales se puede llevar a cabo sin mayores dificultades siempre contando con la capacitación constante y actualizada, toda vez que el área de capacitación puede desempeñar dichas tácticas cuando cuenta con una red de organización sistematizada a nivel de coordinación.
Por otro lado, debe tenerse en cuenta la disposición y entusiasmo con las que desempeñan su labor los instructores voluntarios, cualidades que permitirían la aceptación de nuevas herramientas para su desarrollo profesional.
Es por lo tanto importante contar con una estructura de culturización en ámbitos de voluntariado en esta sustancial área que potencializa al personal y por lo tanto el desempeño de toda la institución.
¿Es posible el desarrollo del instructor voluntario por medio de un fomento a la cultura del voluntariado?
La ética como eje fundamental en la acción voluntaria.
La Real Academia de la Lengua española define a la ética como: “El conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida” (RAE 2016). Si bien estas normas debieran ser inculcadas como costumbre en las personas desde el mismo momento que son partícipes de una sociedad articulada, esta doctrina no siempre llega a todos los individuos del aparato social, o al menos no de la manera esperada, donde todos y cada uno buscará el bien en sus actos en cualquier empresa iniciada.
Volviendo ahora a la anterior definición, donde se menciona a la ética en un carácter global, será propicio fundamentar la inquietud de involucrar este valor en todo el trayecto de la consolidación formativa de un estudiante aspirante a profesional de la salud por parte del personal que lo formará, desde la convocatoria de ingreso hasta su etapa de egresado, pasando por la selección de personal en el reclutamiento y filtros de admisión, actividades teóricas y prácticas intramuros en la escuela de capacitación, evaluaciones de habilidades, actividades voluntarias, etc.
Es, por tanto, fundamental brindar como parte de la formación de todo instructor voluntario, bases donde la ética sea eje primordial en el conjunto de estrategias para aplicar su actividad docente ante un estudiantado que debe ser guiado a su vez por el camino de la acción voluntaria humanitaria, donde se busca hacer el bien a los más vulnerables, bajo los principios profesionales de la deontología.
Así mismo, se espera de un excelente instructor de la escuela nacional de técnicos en urgencias médicas, inculque en su estudiantado valores para ofrecer a la población atendida servicios de calidad con principios de ética y moral, ¿por qué no inculcar al instructor, mediante herramientas diseñadas por el programa de capacitación a instructores estos principios y cualidades para tener la plena seguridad de que mencionados valores existan en el docente y al final lleguen al aspirante a técnico en urgencias médicas?
De tal modo, si se inculca una formación ética al instructor en formación, este tratará con ética a su alumnado y a su vez este último cuando haya egresado de la escuela básica brindará servicios éticos a los usuarios atendidos.
Joaquín García Roca (2013) menciona que “la vía ética, se orienta a transformar las personas, a crear musculatura moral por la cual nos reconocemos de la misma carne y de la misma sangre”, bajo este concepto entendemos que la ética es el principio humano que nutre a una sociedad para crecer reconociéndose como iguales, pero a su vez es un principio que necesita nutrirse, fomentarse, inculcarse. En una sociedad cada vez más distante a los valores de humanidad y solidaridad, le será nutricia una formación ética (p.4).
Entendiendo así, a la ética como un valor propio del humano, concibiendo a esta especie como la única pensante y con dominio de su raciocinio, es obligatorio hablar de la competencia que este significado dará a la formación del estudiantado, donde se busca formar personas cívicas de bien, las cuales darán su esfuerzo y parte importante de su tiempo en función de la asistencia pública, no es concebible imaginar un paramédico o rescatista que realice sus actividades con miras diferentes a las de la beneficencia social. Es por tanto incuestionable la necesidad de inculcar puntual y constantemente valores tales como la ética y la moral, para un exitoso desempeño de sus labores afines a su formación, así como en todos los aspectos de la vida de todo adoctrinado en ramas del servicio de auxilio.
Hasta ahora, se ha hablado de la importancia de la ética, y de la necesidad de que el voluntario conozca todo lo que este valor engloba, es importante de igual manera conocer y ahondar en el significado y relevancia de la palabra “voluntario”. La voz voluntariado, viene a su vez, de voluntad, proveniente del latín voluntas, donde se encuentra inserto el verbo volo (querer, desear). Ortega y Gasset (1914 p.14) habla de la necesidad de buscar lo amado, lo deseado en este caso, no concibiendo la idea de la vida sin tener ese amor por algo. Es aquí donde se justifica la labor voluntaria no comprendida por la mayoría de gente, quien no concibe el trabajo profesional sin fines de lucro. Comprendiendo que quien hace algo por voluntad, le está dando sentido y cauce a su vida al encontrar su deseo, está encontrando su pasión, amor y sentido a la vida misma.
Es por ello que un voluntario puede dar su tiempo de forma desinteresada, su vida (que es su tiempo en este mundo) con el fin de seguir sus propósitos e ideales sin recibir remuneración económica alguna, su pago es encontrarse a sí mismo, buscando, alcanzando el deseo, saberse vivo al sentirse en contacto y armonía con eso deseado, y así saber que su vida tiene propósito,proyecto, objetivo y razón de ser.
Si bien es cierto que, durante la formación profesional como prestador de servicios médicos se abordan temas afines a la doctrina del voluntariado, estas pláticas podrían no ser suficientes al no ser abordados frecuentemente, si solo se abordan en el contexto de los cursos de inducción. Para tener resultados satisfactorios en cuanto a formar personas éticas bajo la cultura del voluntariado, es recomendable hablar más acerca de la cultura del voluntariado, de ser posible en cada tema avanzado, elaborando preguntas en clase, para dar respuesta a ¿cómo sería la forma más ética de tratar a una persona que sufre determinada situación de emergencia? Si yo o un familiar estuvieran, cursando por esta situación ¿me gustaría que el personal profesional actuará con ética?
Se da por hecho que, por ser voluntario, se entiende todo lo que esto significa. Aunque se puede afirmar que cada quien tiene su percepción única de porque se hacen las cosas, al abordar en clase los principios de la deontología, proporcionando bibliografía, realizando talleres o pláticas concretas y tendientes a esta meta, se logrará unificar estos criterios, teniendo como resultado una fuerza de trabajo homogénea en entendimiento de cultura del voluntariado, como resultado el personal entenderá, percibirá y apreciará más el valor de su trabajo en su carácter humano.
Conclusión.
El tema de la cultura del voluntariado, es muy extenso, se puede hablar infinidad de aspectos dentro del marco de este contexto, es una acción que cualquier persona sabe lo que es, pero no todos entienden o se percatan de lo que engloba el entregar una parte de su vida a realizar acciones de ayuda de forma desinteresada.
Para ello es necesario conocer los fundamentos de la ética y la moral, valores de suma importancia en el desempeño de toda misión humanitaria, vistos como la brújula para toda acción desinteresada, para no caer en acciones con intereses o finalidades distintas a la voluntad de ayudar.
Esto se cumple, cuando el voluntario conoce el significado en sí de la cultura del voluntariado, dejando de hacerlo solo por inercia o por vaga voluntad de hacer el bien, el conocer en su conjunto todo lo que engloba pertenecer a una cultura del voluntariado, lo llevará a realizar un mejor desempeño en sus acciones, conociéndose así mismo como voluntario, y por ningún motivo cometerá actos que vayan en contra de los principios que yerguen su acción benefactora.
Referencias:
García Roca J. (2013). Reinventar la solidaridad en tiempo de crisis: Évora. Recuperado de:
http://www.fundacaoeugeniodealmeida.pt/files/44ad22b30d4af054d6603972f65f3a89c15d92d6.pdf
Ortega y Gasset J. (1914) Meditaciones del Quijote y otros ensayos. España; Alianza.